Estamos que lo tiramos. En una semana, ¡dos posts! Nos hemos vuelto locos ¿o qué?
En fin, me van a disculpar por esta actitud tan extraña en mi, pero es que he leido una noticia en el periódico LEVANTE, que no he podido pasar por alto. Me he evitado añadir comentario alguno.
Lejos de poner el enlace, la reproduzco en plan "Copy+Paste" para que ustedes la gocen como yo lo hecho. Por cierto, no olviden santigüarse al acabar cada parrafo y finalizar la lectura del texto con las palabras AMEN.
Del periódico LEVANTE, 31-03-07
EL EXORCISTA DE BARCELONA
El arzobispo Sistach nombra a un dominico valenciano para ayudar a los «poseídos»
El cargo de exorcista continúa vigente en algunas diócesis. En Barcelona, el arzobispo acaba de otorgar esta función a Juan José Gallego, que ha sido prior y rector de los dominicos de Valencia.
El exorcista puede parecer una figura arcaica de la Iglesia o un personaje de película de terror (el padre Karras, del famoso filme, ha quedado ya en el imaginario colectivo), pero es un cargo en vigor en pleno siglo XXI. El Código de Derecho Canónico dice que ha de haber uno en cada diócesis, aunque en la realidad no siempre es así. En la archidiócesis de Barcelona sí que cumplen este precepto romano y el arzobispo, Lluís Martínez Sistach, acaba de nombrar exorcista de la sede al dominico valenciano Juan José Gallego.
El religioso, que ha sido responsable del convento de Torrent de la orden y rector del colegio de Valencia, es desde enero pasado prior de los dominicos de Barcelona. Precisamente, ayer se encontraba en Valencia, pero prefirió aplazar las declaraciones para cuando esté más introducido en «conjuros contra el espíritu maligno» (así define exorcismo la Real Academia Española, RAE). Por ahora no puede decir si hay casos, porque acaba de empezar, y define su labor como «un servicio de ayuda a personas en situación difícil», manifestó a este diario. Quien sí que ha tenido casos es su predecesor, el padre Feliciano Paredes, un dominico madrileño que ha sido durante los tres últimos años prior de la orden en Barcelona y que, curiosamente, ha sido destinado ahora al convento de Torrent al que tan vinculado está Gallego. «Sí que he tenido que realizar exorcismos imperativos y son fuertes», afirmó ayer a Levante-EMV Paredes, quien relató que han llegado a escupirle a la cara y casi a agredirle. No recuerda una cifra exacta, pero asegura que han sido más de diez en tres años. Este tipo de actuaciones son las de mayor importancia, explica: «Ordeno y mando en nombre de la Iglesia que abandone el cuerpo de la persona» . Puede parecer extraño, pero Feliciano Paredes cuenta que el número de personas que acude en busca de estos servicios no es pequeña. En bastantes ocasiones detrás de los que se dicen poseídos hay problemas psiquiátricos, pero el religioso afirma que también algún psiquiatra le ha pedido si podía hacer algo. Tal como en la película.
La archidiócesis de Valencia no cuenta en la actualidad con un exorcista con tal rango oficial, lo cual no quiere decir que no haya demanda por algunos creyentes de estas actuaciones «purificadoras». Según fuentes eclesiásticas, existen exorcistas «ad casum». Esto es, la jerarquía decide ante casos concretos qué sacerdotes pueden ocuparse mejor de ellos. El canónigo penitenciario de la Catedral de Valencia es uno de los que se consulta habitualmente cuando hay fenómenos de esta naturaleza. No obstante, según las fuentes eclesiásticas consultadas, hace tiempo que no se llega a invocaciones y conjuros para ayudar a la persona que afirma estar poseída. «Pero si hiciera falta, se llega», subrayaron las citadas fuentes, que remarcaron el componente religioso y de fe que la Iglesia continúa observando en estas situaciones. El objetivo, no obstante, es siempre ayudar a las personas, enfatizaron. Que se sientan consoladas. «Tratarlas con caridad y curar el problema», agregaron. La actuación de los sacerdotes se realiza siempre en contacto con psiquiatras o psicólogos, señalaron los responsables eclesiásticos consultados, ya que suele haber un problema mental y también un componente religioso. Lo que queda claro es que el exorcismo continúa en vigor para la Iglesia en el siglo XXI. Según el viejo canon 1172, el obispo del lugar debe conceder esta licencia a «un presbítero piadoso, docto, prudente y con integridad de vida».
"¡Estic molt fotuda, nen!"