25.4.07

¡Que grande es el Video-Club! (y 3) Grande Finale di Festa. Hoy: Él. Y nadie más.

Espero, mis queridos y bienamados lectores, que estén comodamente sentados mientras leen el último post de la serie “¡Que Grande es el Video-Club!, dedicado íntegramente a la vida y obra del incomparable e inigualable Chuck Norris.

Exclusiva editorial: Por increible que parezca, Chuck Norris no nació con barba.

Antes de proseguir y con el fin de evitar malentendidos fonéticos, hay que dejar clara una cosa. En los últimos tiempos, toda una nueva legión de hipócritas niñatos intelectualoides (y portadores de gafas de pasta negra) reivindica para si misma el poderoso influjo educativo ejercido por la industria del Videoclub en la generación española del “baby-boom” (finales de los 80) aunque luego sus dudosos gustos cinematográficos se decanten por las petardadas insufribles e infumables del Sr. Lars Von Trier y demás subproductos “Dogma” carentes no solo de medios técnicos, sino también de calidad y decencia. Estos fariseos del Séptimo Arte osan pronunciar el nombre de Chuck Norris tal y como se pronunciaría en el original anglosajón (“Chak Norris”); nosotros, lejos de modas artificiales y mariconadas varias nos quedaremos con la pronunciación castiza hispana y sus acepciones validadas. Es decir, podremos (y deberemos) decir “Chuk Norris”, “Chuh Norris” e incluso “Chus Norris”, pero jamás “Chak”. Aclarado esto, continuamos.

Chuck nace, porque así lo decide él, en Ryan, Oklahoma (Estados Juntitos) el 10 de Marzo de 1940. Sus padres (medio irlandeses, medio cherokees...no me pregunten que lleva a la gente a mezclarse de esta manera, supongo que la soledad) le bautizan con el sacrosanto nombre de Carlos Ray. Sin saberlo, acaban de traer al mundo, al hermano pequeño de Dios. ¿Qué de que Dios? Del Único y Verdadero, por supuesto.

La infancia de Chuck es tanto o más dura que gran parte del argumento de sus películas. Pero así es la vida, y si se cumple la lapidaria frase de “Aquello que no nos mata, nos hace mas fuertes”, la infancia de Chuck tuvo que ser una continua amenaza para la supervivencia. De pequeño y por increíble que parezca, Chuck es un tirillas, algo tímido y apocado y encima mediocre en sus estudios. Sufre las burlas en el colegio según se dice por su origen étnico. Además el padre de Chuck, como buen medio irlandés, es un bebedor de tomo y lomo y como buen medio Nativo-Americano, no tolera bien el alcohol y tiene unas resacas de aupa. ¿El resultado? En la educación del niño Chuck, la imprescindible figura paterna desaparece por completo. En el futuro, Chuck, en uno de sus innumerables gestos de grandeza que le caracterizan, en lugar de arrearle tres yoyas como tres soles a su progenitor, le perdonará eximiéndole de toda culpa.

Chuck acaba el instituto a duras penas y se enrola en las Fuerza Aéreas buscando el padre que nunca tuvo. Es destinado a Corea en 1958. Inciso: ¿Qué sabemos de Corea? 1. Esta en Asia. 2. Inventaron el taekwondo. 3. Se habla Coreano 4. El país tiene forma de pene flácido y esta dividido en dos partes por un paralelo. 5. La parte Sur está mas desarrollada y es anticomunista y la Norte es comunista y es pobre como una rata. 6. Toda ella está plagada de coreanos. Suficiente. Es en Corea, donde el alfeñique Carlos Ray se transforma cual gusano de seda en mariposa, en el Chuck que todos conocemos ya que no solo aprende y entrena en varias disciplinas marciales como el Taekwondo, el Tang Soo Do, el Shito Ruy Karate, y el Chop-Suey con almendras, sino que también desarrolla un arte marcial propio, el Chun Kuk Do (o “camino universal”...para que Chuck te llene la cara de hostias), crea su propia federación, la “United Fighting Arts Federation” y funda un programa educativo ("Kick Drugs Out of America”) para que los chavales con “problemas” se centren en la vida a través de las Artes Marciales, lease a base de pegarse guantazos como panes. Solo por esto, ya debería haber sido nominado al Premio Nobel de la Paz. Como mínimo.

A su vuelta de Corea, Chuck se dedica a impartir clases de artes marciales mientras comienza una rutilante carrera en los Campeonatos de Karate. En 1968 gana su primer Campeonato de Pesos Medios, titulo que retendrá durante 6 años consecutivos. En 1972, se enfrenta a Bruce Lee en la película “Way of the Dragon”, en España, “El Furor del Dragón”. Tres años mas tarde, su amigo, el actorazo Steve Mcqueen (La gran evasión, El Coloso en Llamas, Bullit, Papillon...todas ellas grandes películas) le recomienda que se dedique procesionalmente a la actuación (ese día el pobre Steve estaba algo borracho pero nadie había caído en ese pequeño detalle). Dicho y hecho. Chuck Norris se retira del Karate profesional con un record que hasta el día de hoy hiela la sangre: 65 victorias por tan solo 5 derrotas (la última en 1968!!). Hollywood espera al Campeón con los brazos abiertos...y la guardia bien alta.

En este post sería imposible comentar todas y cada una de las películas en las que Chuck Norris participó (¡¡son tantas y todas tan buenas!!). Por ello nos centraremos en las grandes obras que realizó para la productora Cannon (¿recuerdan?) y especialmente en tres de ellas que con seguridad pasarán a la Historia del Cine con mayúsculas: “Missing in Action” (o “Desaparecido en Combate”), “Invasión U.S.A.” y “Delta Force”. ¡Al turrón!

Missing in Action. (1984). (En España “Desaparecido en Combate”. Tuvo dos secuelas: Missing in Actino II y Braddock: Missing in Actino III, que fueron auténticas fotocopias de la primera). Decir que la guerra de Vietnam fue un suceso que ha pasado factura en el subconsciente norteamericano no es nada original. Otra cosa es reconocer que en última instancia a quien si que pasó factura fue a los sufridos espectadores en forma de entradas de cine. No me negarán que el resto del mundo ha tenido que tragarse desde entonces ingentes cantidades de películas ambientadas durante el conflicto del Sudeste Asiático, siendo la gran mayoría de ellas, dramas de profunda carga emocional, que invitaban a la reflexión y ofrecían una imagen distorsionada de lo que fue el “fregao”. Es como si en Vietnam, las tropas americanas no hubieran hecho otra cosa más que plantearse la bondad de sus acciones y “lo perra que es la guerra” y dejarán lo de los barrigazos, los bombardeos de Napalm y las ráfagas de ametralladoras para los “Charlies”. Con razón luego van y pierden. ¡Ah! Perdón, quise decir “empatan”.

Chuck Norris fomentando la amistad entre los pueblos...a su manera y con la M60 llena de munición!


En fin, que mientras gente como Oliver Stone, Stanley Kubrick, Michael Cimino y Coppola, entre otros lumbreras, divagaban sobre la inocencia perdida por los Marines, la masacre estéril e injusta de los inocentes cara-amarillas comunistas, y los helicópteros sobrevolando el Mekong al ritmo de Wagner y The Doors, echando así piedras sobre su propio tejado, el bueno de Chuck da una vuelta de tuerca al género con esta fantástica (y realista) trilogía basada en el siguiente axioma: “La guerra no se acaba hasta que el último hombre regresa a casa”. De esta manera, el bueno de Chuck no solo justifica la colaboración estadounidense con el regimen survietnamita en aras de eliminar al comunismo (que no “flagrante invasión del neutral pais de Vietnam”), sino que además ponía el dedo en la llaga en cuanto a la figura de los “desaparecidos en combate”: soldados valerosos que dieron su vida por América y que estuvieron presos durante años por las tropas del Vietcong en infectos campos de concentración, alimentándose a base de arroz y pescado (una dieta por el contrario excelente para reducir los niveles de colesterol) esperando la liberación. ¿Y quien mejor que Chuck para traer de vuelta a nuestros muchachos? Pues eso.

El argumento es sencillo, facilón, pero directo y sincero. En Vietnam todavía quedan algunos muchachos y ya es hora de que estén en sus hogares el “Dia de Acción de Gracias” comiendo pavo seco al horno con mermelada de arándanos con toda la familia (mira que la gente come cosas raras). Hay que sacarlos de allí y traerlos a casa y solo un hombre puede hacerse cargo de esta misión: el Coronel Braddock. Un personaje que ha devenido en un auténtico icono del cine moderno como Han Solo, Vito Corleone y Harry el Sucio entre otros. A partir de aquí imagínense un excelente producto de entretenimiento en el que, cual videojuego de 8 – bits, Braddock va cargándose a un cuarto de la población vietnamita (millón arriba millón abajo) con el fin de rescatar a sus camaradas de las fauces del peligro comunista. El éxito de la misión está asegurado desde el inicio y todo sale a pedir de boca. La pregunta surge cuando acaba el film: ¿Por qué demonios los Estados Unidos perdieron (perdón, empataron) la guerra con un tío como Braddock que en unos días derrota el solito a todo una división entera de Vietcongs? Vaya usted a saber...a lo mejor querían darle más emoción...

Invasión U.S.A. (1985). Esta es de mis favoritas. El guión es pura paranoia de la Era Reagan. En plena Guerra Fría, el militar sovietico Mikhail Rostov lidera una banda de “guerrilas comunistas latinoamericanas” (por favor, no se rían) que desembarcan en Florida. Esta invasión militar se dispersa por el sur de los Estados Unidos y lejos de centrar sus ataques en objetivos militares/oficiales reconocidos en una acción relámpago ejemplo de la Blitzkrieg alemana, se dedica a disparar bazocazos en complejos residenciales y centros comerciales, incitar disturbios raciales, hacerse pasar por la policía y lo que es peor poner bombas en autobuses escolares e iglesias (¡perros ateos!). Debido al clima terrorista que se vive, las autoridades declaran la ley marcial (por si encima fuera poco). Parece que America esta pérdida, pero nadie cuenta con el ex – agente de la CIA, Matt Hunter (Norris again) que incluso tiene cuentas personales pendientes con el “malo maloso” soviético Rostov. Si en algún momento a los rusos se les ocurrió invadir los U.S.A con ayuda del noble “Ehelcito Cubano del Camarada Fidel”, el visionado de esta película les hizo cambiar de idea. Seguro.

Nunca ha nadie le ha quedado tan bien un chaleco vaquero. Por cierto, que pelazo!!

Dos anotaciones al respecto totalmente verídicas: Uno. Chuck Norris participó activamente en el desarrollo y escritura del guión. Y dos. Y peor. El director y guionista del film, Joseph Zito, fue citado en la Casa Blanca tras los atentados del 11 – S por el Presidente de los Estados Unidos cuyo uno de sus actores favoritos es Chuck Norris (si, lo han adivinado, George W. Bush), para que asesorara al gabinete en cuanto a materia terrorista se refiere. No me digan que no es bueno...

Delta Force (1986). Llegamos a un punto en el que Chuck ya se ha combatido con casi todos los enemigos de la Patria, a saber: Comunistas vietnamitas, Soviéticos sin escrúpulos y Revolucionarios Sudamericanos. ¿Qué queda por ahí? La respuesta es obvia. Chuck tiene que medir el lomo de esos Moros infieles y cochinotes. El propio Menahem Golam (propietario de la productora Cannon) y judio ultraortodoxo dirige la película donde se da cabida a toda una horda de antiguos actores de Hollywood que por cuatro perras prestan esa fama y glamour pretérita (que nunca tuvieron) en pos de este proyecto: Robert Vaughn, Shelley Winters, George Kennedy y Lee Marvin, el cual realizó poco menos que el papel montado en tacatá muriendo poco después de finalizar la película, son entre otras, las viejas glorias que desfilan por la pantalla. ¡Cuánto cuesta mantener las mansiones!

El argumento es de lo que hacen época. Un grupo de terroristas árabes más malos que la tiña, secuestran un avión norteamericano que realiza la ruta El Cairo – Atenas – Roma. Su plan es desviar el avión a Beirut y exigir una serie de prebendas al gobierno estadounidense que de no concederse, acarrearan el asesinato vil y cruelmente del pasaje y la tripulación. Apunte cinéfilo: El nombre de la Organización para la que trabajan los terroristas es el siguiente: “Organización Revolucionaria del Nuevo Mundo Pro – Ayatollah Jomeini”. Como ven, un nombre demasiado largo y poco publicitario. De ahí que Bin Laden y sus muchachos escogieran un término mas corto, directo y elegante como “Al Qaeda/La llamada”. Ahora que tras incluir estos dos ultimos sustantivos en mi blog he conseguido que el FBI tenga fichado mi blog de por vida, pasaré a detallarle a nuestros lectores más jóvenes quien era ese tal Ayatollah RuJomeini: 1. Era el jefazo religioso de Iran durante los años 80 2. Tenía barba blanca y cara de mala hostía. 3 Era como el archienemigo de los EEUU, mucho antes que Saddam. 4. Dictó una condena de muerte al escritor Salman Rushdie por escribir blasfemias que a dia de hoy sigue en pie (lo digo por si le interesa). 5. Ya murió y no paso nada después digno de reseñar.

Chuck y el viejuno de Lee Marvin empuñando sendos elementos disuasorios en un ejemplo mas del modelo diplomático de la "Alianza de Civilizaciones".



Volviendo al argumento del film, los terroristas en un acto de buena voluntad liberan a todos las mujeres y los niños no judios (sutil detalle). El resto de rehenes son transportados a una zona militar de Beirut fuertemente controlada. Como era de esperar, el Mossad israelí en conjunción con el gobierno norteamericano prepara una operación combinada para introducirse en el Libano, liberar a los rehenes y traerlos de vuelta a casa, comandada por Chuck Norris y Lee Marvin como barandas del grupo de operaciones especiales Delta Force. Al final, el bien triunfa sobre el mal y los moros reciben más palos que una estera. La peli, como pueden prever, es divertidísima y promete acción a raudales. Para toda la familia.

Tras el éxito del film, se ruedan dos secuelas adicionales: “Delta Force 2, La conexión colombiana” (1990) y “Delta Force 3: The Killing Game” (1991), ambas dos totalmente prescindibles.

Rumor de verano: ¿Sabia usted que a Chuck Norris, aunque luego no haya hecho otra cosa que desmentirlo, se le ofreció un papel en el film de “Karate Kid”? Obviamente no sería el del Sr. Miyagi, sino el del maléfico instructor (o sensei) del gimnasio (o dojo) Kobra Kai. Chuck lo rechazo firmemente pues no veía con buenos ojos eso de ser “el malo de la peli”. Aunque sus verdaderos fans hubiéramos agradecido la existencia de un montaje oculto “Karate Kid: Director´s Cut” donde el bueno de Chuck corriera a ostias como toca a ese fontanero japonés de poca monta y a su tonto discípulo metrosexual...

“Por sus películas lo conocereis” (detalles finales de la vida privada de Chuck):

Ni que decir tiene que Chuck Norris en su vida privada es ultracatólico, hiperpatriota y megaconservador amen de un Republicano confeso como tiene que ser un hombre de bien (ha donado dinero a organizaciones y candidaturas de este mismo partido político). Para mas INRI, ha escrito varios libros y aparecido en anuncios en la televisión promocionando el estudio de la Biblia y la implantación de la oración obligatoria en los colegios público (¿qué mejor manera de empezar el día?). Está en contra de la teoría evolutiva de Darwin (¿cómo puede venir del mono, alguien tan sumamente perfecto y bien hechocomo él?) y en algunos medios informativos ha soltado perlas tan cojonudas como esta y que nos servirá de punto y final de esta titánica saga de posts cuya único objetivo ha sido el de mostra luz donde antes solo había tinieblas.

"Si tu alma necesita curación, el tratamiento que necesitas es la Sangre de Jesus"

Ahí queda eso. ¡¡A beber vino se ha dicho!!


¡Toma esta chapa, chaval, que te le has ganado!