9.2.08

Grandes Inventos de la Postmodernidad (2)

¿Que tal mis queridos lectores? Obviaremos por una vez la pesada, larga e inútil introducción a la que les tengo acostumbrados para pasar directamente a comentar tres nuevos engendros del ingenio humano, merecedores de ingresar en el sacrosanto Panteón de "Los Grandes Inventos de la Posmodernidad"!!!

Tres nuevas tonterías, tres...

1. El Boli de 10 colores

También conocido por algunas féminas como "El consolador de 20 duros" o "Tu primer amigo". El boli de 10 colores era el Ferrari de los bolis. No solo superaba con creces al boli de 3 colores creado por Bic en prestaciones técnicas y versatilidad sino que además el boli de 10 colores era algo más que un boli. Era un signo de distinción, alcurnia y noble cuna. Vamos, que te daba caché! No era un boli cualquiera, costaba lo suyo. La friolera cifra de 20 duros de la época. Se acabó el entregar aburridos trabajos en monocromo escritos en tinta azul o negra; el color irrumpió en la aulas gracias a este boli. Y con él, la alegría, la imaginación y ¿por qué no? la osadia. Osadía de escribir un trabajo empleando la tinta amarilla o rosa. Que placer tener una paleta de hasta 12 colores diferentes para encabezados, títulos, apartados, subapartados, puntos del subapartado, subsubapartados...

Esas formas curvilineas hicieron las delicias de muchas...

El boli de 10 colores se acompañaba de un falso rumor que argumentaba que las tintas ademas olían a frutas. Así el color amarillo devenía una aromatizante fragancia de limón, el rosa emanaba una fuerte resemblanza con un campo de fresones maduras, el marrón nos transportaba a los campos de canela en la lejana Ceilan y el azul...bueno a Frigo-Tiburón!! Todo falso. Y a decir verdad, excesivo, pues al boli de 10 colores no le hacían falta suplementos de este tipo para erigirse como el rey de los bolis. Eso si, siempre tenía su gracia ver al capullo de turno olisqueando su libreta ENRI de dos rayas con la tocha pegada a la hoja en busca del aroma perdido...



Primicia mundial. Descubrimos como es por dentro.

No hablaremos de sus "otras" utilidades sobre todo en el campo del onanismo femenino ya que nos extenderiamos demasiado y tampoco es cuestión de hablar de estos temas que deben permanecer en la esfera de la privacidad. Únicas pegas del mismo: Era realmente incómdo el escribir con él dado su diametro amén de la poca tinta que tenían sus distintos colores, por lo que era un boli que solamente se empleaba en contadas ocasiones y no tanto en el día a día. Además, la tinta de las primeras remesas de este boli era de mala calidad y si su uso no era frecuente, se apelmazaba en la punta de las mismas provocando un mezclote y/o empastre dificilmente solventable a priori en la punta del mismo. Nada que un completo desmontaje y limpieza en casa no pudiera arreglar.

2. El estuche de tres pisos.

De nuevo otro complemento de la papelería irrumpe en esta lista. El estuche de tres pisos ha sido una de las razones capitales de la profusión de comulgantes allá por los 80. "Niño, ahora que vas a tomar la comunión, es decir el cuerpo de Cristo y bla,bla...¿Que quieres que te regalen los papas?". El niño siempre decía lo mismo: "La Consola ATARI". Y los papas siempre concluían con lo siguiente "Y un estuche muy grande ¿que tal?". El estuche de tres pisos era el plumier de los Campeones. Tenía absolutamente todo lo necesario para completar una EGB como Dios manda. Era como El Corte Ingles, pero en estuche. Todo bien organizadito. Primera planta "Bolis, Lápices y Reglas", Segunda "Colorines Alpino dispuestos en Arco Iris y gomas Milán Nata", Tercera planta "Rotuladores incluido el preciado Color Carnen (que demandado y socorrido era este) y Cafetería". Todo en orden, todo dispuesto, todo en su sitio. ¿Se podía pedir más? Por pedir, yo siempre me quede con ganas de que me explicaran como se usaba el puto transportador de ángulos y la regla esa rara para hacer curvas que solo usabas como pistola alienígena...


No se lo van a creer, pero no he encontrado ninguna foto de uno de tres pisos...a día de hoy se creen extintos.


El estuche de tres pisos era junto al Libro de Firmas y el Reloj de Abuelo Pensionista, el mejor regalo que a uno le podían hacer en la Comunión...por aquel entonces. Ahora hay hasta listas, y los niños reciben ordenadores, mini-cadenas y hasta la primera letra de un piso. A mi siempre me atrajo su tamaño. Era enorme, colosal, de proporciones homéricas! Ocupaba toda la Mochila Perona, apenas cabían los libros, pero ¿que más da? lo importante era llegar a clase, sacarlo del zurrón, plantarlo en medio de la mesa y comenzar a desplegarlo mostrando al respetable absorto en admiración, toda su versatilidad y funcionamiento. Gloria bendita. Y todo eso gracias a que Jesus murió en la cruz hace 2000 años...arrepiéntanse leñe!

3. El Peta Zetas ¿animal, vegetal o mineral?

El Peta Zetas (de nuevo otro elemento quiosquil) era una golosina-chuminería dificilmente clasificable. Para entendernos, se trataba de una serie de pequeños cristales de ¿gelatina? azucarada que en contacto con el apendice lingual (toma!) se hinchaban y estallaban liberando dióxido de carbono en cantidades homeopáticas. La reacción química resultante se puede expresar empleando la siguiente ecuación:

Peta Zetas (1 Molar) + Salivilla (1/2 gapo) ----> Ruidillo-explosión chunga + CO2 (gas)

¿Que gracia tenía una golosina que nunca te llegabas a tragar, ingerir y por tanto degustar? Vaya usted a saber. Nunca podré desprender de mi retina la horrorosa visión de legiones de niños en el recreo con la boca abierta mientras depositaban el mejunje Peta Zetaril, esperando la inevitable eclosión y cosquilleo subsiguiente en sus lenguas, endureciendo sus apéndices para lo que les esperaría unos años más adelante, a saber: el beso tornillo (en algunos pocos), los tripis, las rulas y los Mitsubhisis (en otros, los que peor se quedaron por cierto) y el chupar culos en el curro (para la mayoría).

A día de hoy la fórmula del Peta Zetas es tanto o más desconocida que la Coca-Cola a pesar de los infructuosos esfuerzos de un gran número de científicos de la Comunidad Internacional empeñados en desentrañar la combinación química que se esconde detras de tan misterioso alimento. ¿Era el Peta Zeta un simil del Soylent Green, fabricado con placton marino o más bien un oscuro derivado a partir de sobrantes prepuciales de operaciones de circuncisión? Eso, nunca lo sabremos...


Peta Zetas, el caramelo que peta...a ti te petaría yo otra cosa!


En la próxima entrega, "Inventos y Ocio": El Magiklik, El Laser-Disc, El tubarro de la Derbi-Variant, los "Relaciones Públicas" y el mito del "Cazaburras"...si seguimos vivos.