2. El estuche de tres pisos.
De nuevo otro complemento de la papelería irrumpe en esta lista. El estuche de tres pisos ha sido una de las razones capitales de la profusión de comulgantes allá por los 80. "Niño, ahora que vas a tomar la comunión, es decir el cuerpo de Cristo y bla,bla...¿Que quieres que te regalen los papas?". El niño siempre decía lo mismo: "La Consola ATARI". Y los papas siempre concluían con lo siguiente "Y un estuche muy grande ¿que tal?". El estuche de tres pisos era el plumier de los Campeones. Tenía absolutamente todo lo necesario para completar una EGB como Dios manda. Era como El Corte Ingles, pero en estuche. Todo bien organizadito. Primera planta "Bolis, Lápices y Reglas", Segunda "Colorines Alpino dispuestos en Arco Iris y gomas Milán Nata", Tercera planta "Rotuladores incluido el preciado Color Carnen (que demandado y socorrido era este) y Cafetería". Todo en orden, todo dispuesto, todo en su sitio. ¿Se podía pedir más? Por pedir, yo siempre me quede con ganas de que me explicaran como se usaba el puto transportador de ángulos y la regla esa rara para hacer curvas que solo usabas como pistola alienígena...
No se lo van a creer, pero no he encontrado ninguna foto de uno de tres pisos...a día de hoy se creen extintos.
El estuche de tres pisos era junto al Libro de Firmas y el Reloj de Abuelo Pensionista, el mejor regalo que a uno le podían hacer en la Comunión...por aquel entonces. Ahora hay hasta listas, y los niños reciben ordenadores, mini-cadenas y hasta la primera letra de un piso. A mi siempre me atrajo su tamaño. Era enorme, colosal, de proporciones homéricas! Ocupaba toda la Mochila Perona, apenas cabían los libros, pero ¿que más da? lo importante era llegar a clase, sacarlo del zurrón, plantarlo en medio de la mesa y comenzar a desplegarlo mostrando al respetable absorto en admiración, toda su versatilidad y funcionamiento. Gloria bendita. Y todo eso gracias a que Jesus murió en la cruz hace 2000 años...arrepiéntanse leñe!
3. El Peta Zetas ¿animal, vegetal o mineral?
El Peta Zetas (de nuevo otro elemento quiosquil) era una golosina-chuminería dificilmente clasificable. Para entendernos, se trataba de una serie de pequeños cristales de ¿gelatina? azucarada que en contacto con el apendice lingual (toma!) se hinchaban y estallaban liberando dióxido de carbono en cantidades homeopáticas. La reacción química resultante se puede expresar empleando la siguiente ecuación:
Peta Zetas (1 Molar) + Salivilla (1/2 gapo) ----> Ruidillo-explosión chunga + CO2 (gas)
¿Que gracia tenía una golosina que nunca te llegabas a tragar, ingerir y por tanto degustar? Vaya usted a saber. Nunca podré desprender de mi retina la horrorosa visión de legiones de niños en el recreo con la boca abierta mientras depositaban el mejunje Peta Zetaril, esperando la inevitable eclosión y cosquilleo subsiguiente en sus lenguas, endureciendo sus apéndices para lo que les esperaría unos años más adelante, a saber: el beso tornillo (en algunos pocos), los tripis, las rulas y los Mitsubhisis (en otros, los que peor se quedaron por cierto) y el chupar culos en el curro (para la mayoría).
A día de hoy la fórmula del Peta Zetas es tanto o más desconocida que la Coca-Cola a pesar de los infructuosos esfuerzos de un gran número de científicos de la Comunidad Internacional empeñados en desentrañar la combinación química que se esconde detras de tan misterioso alimento. ¿Era el Peta Zeta un simil del Soylent Green, fabricado con placton marino o más bien un oscuro derivado a partir de sobrantes prepuciales de operaciones de circuncisión? Eso, nunca lo sabremos...
Peta Zetas, el caramelo que peta...a ti te petaría yo otra cosa!
En la próxima entrega, "Inventos y Ocio": El Magiklik, El Laser-Disc, El tubarro de la Derbi-Variant, los "Relaciones Públicas" y el mito del "Cazaburras"...si seguimos vivos.