Retomamos con la tardanza a la que nos tiene acostumbrados el auténtico escritor de estos legajos cargados de nostalgia de extrarradio y adolescencia taleguera, al que por cierto tengo encadenado a la pata de la mesa desde hace semanas a pan y agua y no hace más que suplicarme piedad y perdón, mientras garabatea en hojas pergaminosas, palabras sin sentido. ¡Que sabrá él de sufrimiento!
Ya contábamos hace unas semanas que los Recreativos, allá por los años 80-90, fueron ese nuevo Ágora donde la muchachada se reunía y confraternizaba jovialmente. Y es más, describimos pormenorizadamente las actividades lúdicas que cualquier adolescente podía llevar a cabo entre esas cuatro paredes amén de fumar porros…o algo peor.
Pero como si de una película se tratase, en la que solo una perfecta conjunción entre la cuidada ambientación, los magníficos decorados y unos actores talentosos da lugar a una obra maestra (muy de vez en cuando), no solo el continente (entendido como el oscuro y mugriento local físico) era importante en el devenir de una sala Recreativa. Sino también su contenido, es decir, el rebaño de personas, personajes y gente de mal vivir que campaban a sus anchas por la tramoya de la felicidad juvenil que otrora llamábamos “Recres”.
Podemos (y deberemos) clasificar la fauna “Recreativa” en grandes grupos dentro del Reino Animal y emplearemos, es más, la nomenclatura del botánico y naturista sueco Linneo para dotarlos de taxonomía, ya que “Nomina si nescis, perit et cognitio rerum” (Si ignoras el nombre de las cosas, desaparece también lo que sabes de ellas).
El Gran Mangui. Furtatum peligrossum
Pocos y aislados “Grandes Manguis” se han conocido en la historia de los Recres. No debemos confundirlo con el “Mangui menor” o incluso con el “Pintilla” ya que caeremos en un error imperdonable. El Gran Mangui era pura leyenda. Algunos hasta osaron atreverse a decir que no existía sino en la cabeza de los atemorizados adolescentes. Únicamente con mencionar su nombre en un Recreativo, sin ni siquiera echar mano de la presencia física del mismo, provocaba un repentino y absoluto silencio sepulcral y eclesiástico seguido de un pavor y “acojonamiento” instantaneo en todos y cada uno de los presentes. El Gran Mangui tiene su equivalente en los grandes felinos del Reino Animal. Las pocas veces que se ha constatado su visita fugaz a unos Recres, junto a toda su cohorte de Manguis menores que formaban su banda, ha sido para atracar/pegar/apalizar/robar (todas ellas acciones claramente ejecutivas) sistemáticamente a cualesquiera de los chavales que rondaban indefensos por allí (lo de jugar a las máquinas no era lo suyo). Si bien podía adscribirse normalmente a la etnia gitana (o acalorrada), aumentando más si cabe su fiereza y peligrosidad, no siempre esto ha sido imperativo. Poblaciones como Xirivella, Alaquas y Aldaya (en lo que se ha denominado la Reserva Natural del Barrio del Cristo) han nutrido de Grandes Manguis a la comarca valenciana de L´Horta. Ahí van algunos nombres: El Ernesto, Los Gemelos (un curioso ejemplo de dos Grandes Manguis trabajando en perfecta armonía)...En la actualidad y dada la introducción de especies foráneas (Sudamericanos, Europa del Este) en los mismo nichos ecológicos, el Gran Mangui patrio se halla extinto. Los pocos que sobrevivieron acabaron o bien en el Centro Penitenciario de Picassent o reponiendo material en el Carrefour.
El Mangui Menor. Calorrum Derbivariunt
Ya contábamos hace unas semanas que los Recreativos, allá por los años 80-90, fueron ese nuevo Ágora donde la muchachada se reunía y confraternizaba jovialmente. Y es más, describimos pormenorizadamente las actividades lúdicas que cualquier adolescente podía llevar a cabo entre esas cuatro paredes amén de fumar porros…o algo peor.
Pero como si de una película se tratase, en la que solo una perfecta conjunción entre la cuidada ambientación, los magníficos decorados y unos actores talentosos da lugar a una obra maestra (muy de vez en cuando), no solo el continente (entendido como el oscuro y mugriento local físico) era importante en el devenir de una sala Recreativa. Sino también su contenido, es decir, el rebaño de personas, personajes y gente de mal vivir que campaban a sus anchas por la tramoya de la felicidad juvenil que otrora llamábamos “Recres”.
Podemos (y deberemos) clasificar la fauna “Recreativa” en grandes grupos dentro del Reino Animal y emplearemos, es más, la nomenclatura del botánico y naturista sueco Linneo para dotarlos de taxonomía, ya que “Nomina si nescis, perit et cognitio rerum” (Si ignoras el nombre de las cosas, desaparece también lo que sabes de ellas).
El Gran Mangui. Furtatum peligrossum
Pocos y aislados “Grandes Manguis” se han conocido en la historia de los Recres. No debemos confundirlo con el “Mangui menor” o incluso con el “Pintilla” ya que caeremos en un error imperdonable. El Gran Mangui era pura leyenda. Algunos hasta osaron atreverse a decir que no existía sino en la cabeza de los atemorizados adolescentes. Únicamente con mencionar su nombre en un Recreativo, sin ni siquiera echar mano de la presencia física del mismo, provocaba un repentino y absoluto silencio sepulcral y eclesiástico seguido de un pavor y “acojonamiento” instantaneo en todos y cada uno de los presentes. El Gran Mangui tiene su equivalente en los grandes felinos del Reino Animal. Las pocas veces que se ha constatado su visita fugaz a unos Recres, junto a toda su cohorte de Manguis menores que formaban su banda, ha sido para atracar/pegar/apalizar/robar (todas ellas acciones claramente ejecutivas) sistemáticamente a cualesquiera de los chavales que rondaban indefensos por allí (lo de jugar a las máquinas no era lo suyo). Si bien podía adscribirse normalmente a la etnia gitana (o acalorrada), aumentando más si cabe su fiereza y peligrosidad, no siempre esto ha sido imperativo. Poblaciones como Xirivella, Alaquas y Aldaya (en lo que se ha denominado la Reserva Natural del Barrio del Cristo) han nutrido de Grandes Manguis a la comarca valenciana de L´Horta. Ahí van algunos nombres: El Ernesto, Los Gemelos (un curioso ejemplo de dos Grandes Manguis trabajando en perfecta armonía)...En la actualidad y dada la introducción de especies foráneas (Sudamericanos, Europa del Este) en los mismo nichos ecológicos, el Gran Mangui patrio se halla extinto. Los pocos que sobrevivieron acabaron o bien en el Centro Penitenciario de Picassent o reponiendo material en el Carrefour.
El Mangui Menor. Calorrum Derbivariunt
El Mangui menor formaba parte de la manada que el Gran Mangui tenía a su cargo. De menor fiereza y/o poder, su fama no bastaba para atemorizar al personal, pero si el nombrar en cualquier momento peliagudo el nombre del clan al que pertenecía con las siguientes frases: “¡Como llame a mi amigo el XX(Gran Mangui)XX!!” o “¡¡Que soy de la colla de XX(Gran Mangui)XX!!”. El Mangui menor apenas realizaba tareas ejecutivas sin la supervisión del Gran Mangui. Sus atracos siempre eran menores y en ocasiones de escasa credibilidad, con frases como: “¡¡Chaval, dame cinco duros!!” o “¡¡Lo que lleves en los bolsillos para mi!!”. A lo sumo se limitaban a dar vueltas por la manzana con su Derbi Variant (tubarro Metrakit incluido) controlando por parejas la zona asignada por su superior, robar tres o cuatro plumíferos, lucir la navaja mariposa con movimientos concienzudamente aprendidos o apartarte de la maquina mientras te quedaban todavía dos vidas por jugar o del futbolín para apropiarse del mismo una tarde entera. De nueva otra especie extinta. Los pocos que sobrevivieron nunca acabaron en Picassent (dada su falta de peligrosidad), mas bien se transformaron en dóciles ciudadanos que trabajan en turnos de 15 horas, casados, con 3 hijos a su cargo, paella en casa de los suegros todos los domingos y unas rayitas de coca sábado si, sábado también. Cobran una miseria y votan al PP porque “¡es que hay que ver como se ha puesto lo de andar por la calle, que esta toda llena de delincuentes con tanta inmigración!”.
El Pintillas. Submangui tristissimum
Sin duda alguna, una degeneración genética de los Manguis anteriormente citados. El Pintilla quería promocionar a Mangui menor, pero su baja estatura, su carencia de personalidad y que no tenía ni media ostia bien dada lo hacían claramente imposible. A diferencia de los Manguis de verdad, cuyos clanes dominaban dos o más salones recreativos, el Pintilla reducía su radio de acción a un único salón recreativo y encima en un horario en el cual no coincidiera con los Manguis auténticos. Su actividad, similar a la de las hienas, era simplemente carroñera. Atracar a niños que tenían 2 duros para comprarse un flash de Peggy, pedirte dar una vuelta en la moto (si es que se tenía una) o como mucho pedirte que le dejaras jugar esa parte de la máquina que jamás podías pasarte. Mucho ojo. El Pintilla tenía menos idea que tu y si le dejabas, corrías el riesgo más que seguro que tu partida acabara en un abrir y cerrar de ojos. Otro rasgo que definía a un pintilla era que siempre estaba pidiendo cigarros. Parece ser que estudios posteriores han demostrado una dependencia física por la nicotina de los “Fortuna”. Pero fumar tampoco era lo suyo. Prueba de ello era que el pintilla, harto del detestable sabor del tabaco, siempre estaba escupiendo y soltando sopapos sin parar. ¡Qué curioso! De ahí que otros autores sostengan que el tabaquismo del Pintilla se debiera más bien a una actividad social. Es un misterio todavía sin resolver donde residen actualmente los antiguos Pintillas, parece que como si se los hubiera tragado la tierra. Aun así, la especie no ha desaparecido ni mucho menos. Así, multitud de Pintillas, pueblan los Centros Comerciales, Salas de Multicines y Parques Públicos de nuestra geografía nacional, obteniendo el mismo éxito que sus antecesores. Es decir, ninguno.
El Máquina. Joystickii Hachorum
Todos nos hemos preguntado alguna vez a que actividad se hubiera dedicado el Máquina si no se hubieran inventado las 16-Bits. El Máquina era aquel chaval que indefectiblemente y sin apenas haber jugado algunas partidas era capaz de pasarse la máquina con los ojos cerrados además de conocerse (a los tres días de su instalación y puesta en marcha en el Recreativo) todos los trucos, golpes mil y una infernales combinaciones y secuencias entre el joystick y los botones (patada+patada+salto+puñetazo+derecha+derecha+etc…) para que el personaje se tirara un follo flamígero por el culo capaz de barrer de enemigos toda la pantalla. El Maquina por regla general era consciente de su poder y capacidad de atracción. Y siempre se podía constatar su presencia en los Recres observando la reata de mirones que se agolpaban a ambos lados de la máquina sin perderse ni un segundo del devenir de su idolatrado semi-Dios por los universos digitales. Algunos apuntan que el vasto conocimiento del Maquina no era algo natural sino que se basaba en una práctica incesante tanto en casa (por norma era poseedor de un ordenador doméstico donde afinaba más si cabe sus reflejos) como en los recreativos (con el consiguiente gasto económico que muchos justifican gracias a una generosa paga semanal por parte de abuelos con complejo o a pequeños y periódicos hurtos en el monedero materno). Quien sabe…En la actualidad, los Máquinas son en su mayoría informáticos aficionados o funcionarios locales que no pegan ni chapa.
La Barbie del Recre. Zorrum putonessim
Al igual que todo Recre que se preciara tenía su Gran Mangui, todo Recre debía tener su buena media docena de “Barbies”. Para entendernos, la “Barbie” del Recre era aquella mujer que se dejaba caer por allí en busca de carne fresca y de calidad, por lo general de Mangui para arriba. Sabedora de su belleza innata amén de lo avanzado de su crecimiento estrogénico traducido en una poderosa delantera para su edad biológica, la Barbie o Zorrón no dudaba en liarse con todo Mangui menor que le acosase, en pos de su objetivo final, que no era otro que llegar a intercambiar saliva y babas con aroma a tabaco en los baños del Recreativo con el preciado Gran Mangui. Dejemos claro que a la Barbie, salvo el Tetris en nivel fácil, las maquinas se la traían al pairo y lo único que buscaba en los Recres era subir en la escala social barriobajera al precio que fuera. Nada mejor para una Barbie de Recreativo que llegar un sábado por la tarde a los lomos de una briosa Yamaha Especial 125 cc robada, conducida por su hombre…Una lástima que todos sus sueños y anhelos se quedaran ahí, en ser la Reina de los Suburbios. La belleza de estas chicas pronto palidecía y el proceso de marchitamiento acelerado era inevitable. Una cara bonita pronto dejaría paso a una jeta de Maruja con 22 años y lo que antes era una tetamen explosivo ahora eran unas mamellas colganderas modelo bolsa de agua. Acabaron todas de cajeras culonas de Mercadona, esteticiens (que palabro más cachondo) con pestuzo a laca Nelly, peluqueras de mechas de colores imposibles o simplemente amas de casa. Pero pudieron decir que vivieron…que les quiten lo bailao.
La amiga fea de la Barbie. Zorrum apestossum variedad cayus malayus
¿Cómo se sabe que una mujer es guapa? Cuando está rodeada de otras hembras más feas que ella. Elemental mi querido Watson. De ahí que la Barbie siempre anduviera rodeada de toda un grupito de callos malayos para hacer contraste. Estas mujeres por norma general se quedaban con aquellos despojos que la Barbie despreciaba. No necesitaban por tanto mejorar su aspecto físico así como sus maneras (famosa todavía es, la mala leche que destilaban algunas), ya que el hecho de ser comparsas de la “hembra alfa” les aseguraba su alimento semanal. Muchas de ellas tenían un semblante más simiesco tirando a machorro. Estas últimas se diferenciaban del resto ya que jugaban al futbolín arreándole buenos “viajes” e incluso por la existencia de un dudoso abultamiento en la entrepierna…En la actualidad, todas están infelizmente casadas y se llaman unas a otras por el sobrenombre de “Mari”.
El tonto de los Recre. Subnormalum profundissim
Siempre hay un tonto everywhere you go. Y en el mundo de los Recres no va a ser menos. En todos ellos siempre moraba un ente y/o ser de edad indefinida (podía ser más crío o podía ser adulto) que era tonto de remate, imbecil, subnormal, retrasado…No me pregunten el porqué. Es como si una Agencia Estatal de Tontos se encargara de repartir un tonto por cada salón Recreativo que pidiera su licencia de apertura. El Tonto, ademas de bobo, normalmente olía mal (una extraña mezcla de mierda, sobaquina, semen revenío), hablaba tartaja, era algo bizco, vestía como el culo (con ropa de verano en invierno y viceversa) y se limitaba ver como jugaban los demás. No había sensación más desagradable que estar jugando y ver como se acercaba el Tonto. No por nada, sino por su hedor a zurrón de pobre. Tiraba para atrás. Sus comentarios eran totalmente ininteligibles. La desventaja principal de este personaje es que ocupaba el último lugar de la cadena trófica y por tanto se llevaba más ostías que una estera. Todo, absolutamente todo el mundo (incluido el Pintillas), le pegaba collejas, cachetes, ostiones, puñetazos al bajo vientre día si y día también. Y ah! del que no lo hiciera…corría el riesgo de transformarse en un nuevo Tonto!! La vida de estos personajes era triste, para que mentir. En la actualidad todos ellos, henchidos de rencor y odio para con la sociedad que tantas tollinas les ha arreado, se han embarcado en la titánica tarea de destruir a la humanidad con sufrimiento superlativo incluido mediante un plan perfecto e infalible…que no han logrado inventar porque son TONTOS. No dan para más…
En fin, y hasta aquí, más o menos lo que teníamos pensado para hoy. Recuerden que todavía queda una entrega adicional de esta mini-serie: Videojuegos míticos y trucos para pasarse la pantalla…algo así como “dime a lo que jugabas y te diré como eres”.
Derbi Variant Start, modelo 1989 (cestilla delantera incluida)
Todo un sueño para muchos...
5 comentarios:
Tengo careto, nombre y apellidos para todos los fulanos que describes... Que momentos más cochambrosos.
En cuanto al TONTO, hay uno de ellos que ahora tiene planes para dominar al mundo, decía ser la mano derecha de AZNAR, al que denominaba el nuevo gran caudillo de España... Además le ofrecía un gran cargo a su diestra a un amigo mío, a cambio de pequeños favores sexuales. No te digo na y te lo digo to.
los gemelos... daba miedo solo decir ese nombre.
Yo fui a clase con " el lajara", ahora lo veo deambulear por las calles. Está hecho bicarbonato...
Me encantó lo bien que relataste la fauna... Se sale.
seguiré lellendo.
Muy buen estudio faunístico, realmente solo se podría mejorar de haber incluido a la taxidermia artística. ¿Será posible recrear algún día este pasado mítico gracias a la taxidermia?
esto es lo mejor que he leído en meses... qué digo meses? en lustros!
un saludico y qué lástima que ya no actualices este blog :)
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